

Coufal. Llegó a Guadalajara cuando tenía once años de edad, como parte
del coro de los Niños Cantores de Viena. EL INFORMADOR A.Camacho
- Coufal se estableció en Guadalajara en 1950
Celebra su trayectoria en el Museo de la Ciudad y forma parte de una exposición de arquitectura
GUADALAJARA, JALISCO (22/SEP/2014).- El arquitecto Erich Coufal celebró 70 años de carrera en el Museo de la Ciudad, dentro de las actividades de la exposición “El Movimiento Moderno en Guadalajara”. Al emotivo acto acudieron amigos y familiares del vienés, afincado en tierra tapatía desde los años cincuenta.
Enrique Nafarrate fue uno de los invitados a la mesa de diálogo; es miembro de la primera generación de graduados de la Escuela de Arquitectura de la Ude G, a quienes Coufal impartió clases. Nafarrete le comentó a Erich: “Eres el único arquitecto que conozco que tiene setenta años de ejercer la profesión, eres todo un baluarte”.
El arquitecto recordó que a los quince años de haberse fundado la Escuela de Arquitectura de la UdeG la institución ganó un primer lugar en una convocatoria conjunta de la Unesco y la UIA (Unión Internacional de Arquitectura). Se trató de un certamen mundial, y Nafarrete comentó que ese fue un logro también del propio Coufal y sus enseñanzas.
Estanislao Contreras fue el siguiente en tomar la palabra: “Erich es un amante de las artes. La arquitectura con el espacio, la pintura con el color y la escultura con el silencio”. Contreras dijo que aplicó esos conocimientos en sus construcciones, con ejemplos claros como la Casa de las Artesanías Jaliscienses (con un mural de mosaico de Roberto Montenegro), o el Teatro Experimental de Jalisco, con un mural al interior y una escultura en el exterior: “Son un ejemplo de su interés por integrar las artes plásticas para dotar de carácter a sus creaciones”.
Carlos Ashida distinguió al celebrado del resto de los maestros que daban clases de arquitectura: “Erich era el único que desentonaba: siempre ostentó un gozo, no es que los otros no lo tuvieran, pero su gozo era cifrado. El placer por la belleza”. También elogió su formación musical su acercamiento con el dibujo: “La arquitectura, que es un gran contenedor de las artes, era natural”, mencionó.
Jorge López Vergara, con formación de abogado, señaló las coincidencias que lo han unido a Coufal, una de ellas es que son vecinos. López Vergara abundó en la fachada de la casa del arquitecto, construida en piedra en 1969 (terminada en 1970), para emular visualmente los cráteres de la Luna, en homenaje a la llegada del hombre al satélite natural.
Al terminar los discursos de los ponentes, Erich invitó a los asistentes para tomar el micrófono y dialogar.
Mito Covarrubias, Héctor Navarro, Clemente Orozco, Javier Díaz, su hija, su sobrina, incluso la directora del Museo de la Ciudad (Mónica del Arenal) fueron algunas de las personas que tomaron la voz para agradecerle sus enseñanzas y su amistad, siempre dotada de hospitalidad y calidad humana.
En voz de Erich Coufal
Erich Coufal llegó a Guadalajara, por primera vez, cuando sólo tenía once años de edad para cantar en el Teatro Degollado, como parte del famoso coro de los Niños Cantores de Viena, de su país natal. Pero ahora, a más de sesenta años de haber llegado, no duda en afirmar: “Yo nací dos veces: una en Viena, cuando vi la luz, y otra más con la llegada a Guadalajara”, ciudad en la que se estableció definitivamente en 1950. Erich Coufal resaltó un consejo que recibió del director del coro, cuando era niño: ahora es el mismo consejo que da, “Primero, aprende a usar tu tiempo; segundo, cumple con tus deberes”.
Su estancia a Jalisco estuvo ligada a la naciente carrera de arquitectura en la Universidad de Guadalajara. El ingeniero Ignacio Díaz Morales viajó a Europa en busca de maestros para alimentar a la nueva escuela: Coufal fue el último docente en incorporarse en esa selección. “Recibí el contrato para impartir las clases de dibujo, maqueta y composición”.
Su labor en Guadalajara incluye el diseño de más de cincuenta casas, además de inmuebles como la Torre Minerva y el Teatro Experimental de Jalisco. El arquitecto agradeció los “Innumerables honores que no me merezco”, también para Mónica del Arenal, “quien dirige feroz y exitosamente este museo”.
Enrique Nafarrate fue uno de los invitados a la mesa de diálogo; es miembro de la primera generación de graduados de la Escuela de Arquitectura de la Ude G, a quienes Coufal impartió clases. Nafarrete le comentó a Erich: “Eres el único arquitecto que conozco que tiene setenta años de ejercer la profesión, eres todo un baluarte”.
El arquitecto recordó que a los quince años de haberse fundado la Escuela de Arquitectura de la UdeG la institución ganó un primer lugar en una convocatoria conjunta de la Unesco y la UIA (Unión Internacional de Arquitectura). Se trató de un certamen mundial, y Nafarrete comentó que ese fue un logro también del propio Coufal y sus enseñanzas.
Estanislao Contreras fue el siguiente en tomar la palabra: “Erich es un amante de las artes. La arquitectura con el espacio, la pintura con el color y la escultura con el silencio”. Contreras dijo que aplicó esos conocimientos en sus construcciones, con ejemplos claros como la Casa de las Artesanías Jaliscienses (con un mural de mosaico de Roberto Montenegro), o el Teatro Experimental de Jalisco, con un mural al interior y una escultura en el exterior: “Son un ejemplo de su interés por integrar las artes plásticas para dotar de carácter a sus creaciones”.
Carlos Ashida distinguió al celebrado del resto de los maestros que daban clases de arquitectura: “Erich era el único que desentonaba: siempre ostentó un gozo, no es que los otros no lo tuvieran, pero su gozo era cifrado. El placer por la belleza”. También elogió su formación musical su acercamiento con el dibujo: “La arquitectura, que es un gran contenedor de las artes, era natural”, mencionó.
Jorge López Vergara, con formación de abogado, señaló las coincidencias que lo han unido a Coufal, una de ellas es que son vecinos. López Vergara abundó en la fachada de la casa del arquitecto, construida en piedra en 1969 (terminada en 1970), para emular visualmente los cráteres de la Luna, en homenaje a la llegada del hombre al satélite natural.
Al terminar los discursos de los ponentes, Erich invitó a los asistentes para tomar el micrófono y dialogar.
Mito Covarrubias, Héctor Navarro, Clemente Orozco, Javier Díaz, su hija, su sobrina, incluso la directora del Museo de la Ciudad (Mónica del Arenal) fueron algunas de las personas que tomaron la voz para agradecerle sus enseñanzas y su amistad, siempre dotada de hospitalidad y calidad humana.
En voz de Erich Coufal
Erich Coufal llegó a Guadalajara, por primera vez, cuando sólo tenía once años de edad para cantar en el Teatro Degollado, como parte del famoso coro de los Niños Cantores de Viena, de su país natal. Pero ahora, a más de sesenta años de haber llegado, no duda en afirmar: “Yo nací dos veces: una en Viena, cuando vi la luz, y otra más con la llegada a Guadalajara”, ciudad en la que se estableció definitivamente en 1950. Erich Coufal resaltó un consejo que recibió del director del coro, cuando era niño: ahora es el mismo consejo que da, “Primero, aprende a usar tu tiempo; segundo, cumple con tus deberes”.
Su estancia a Jalisco estuvo ligada a la naciente carrera de arquitectura en la Universidad de Guadalajara. El ingeniero Ignacio Díaz Morales viajó a Europa en busca de maestros para alimentar a la nueva escuela: Coufal fue el último docente en incorporarse en esa selección. “Recibí el contrato para impartir las clases de dibujo, maqueta y composición”.
Su labor en Guadalajara incluye el diseño de más de cincuenta casas, además de inmuebles como la Torre Minerva y el Teatro Experimental de Jalisco. El arquitecto agradeció los “Innumerables honores que no me merezco”, también para Mónica del Arenal, “quien dirige feroz y exitosamente este museo”.
http://www.informador.com.mx/cultura/2014/550080/6/setenta-anos-de-arquitectura-de-erich-coufal.htm